No todos los días uno descubre que no tiene una razón para seguir vivo, y aún así se sigue haciendo, ojo, sin tristeza ni desazón, es solo una gran e imponente indiferencia que asoma, el borde del abismo de un mundo plano, con la mirada clavada en esa catarata incierta, una mirada que comprende, pero parece no interesarle, exenta de pensamientos.
No comments:
Post a Comment